«Espacio social e instalaciones sonoras: el encuentro del sonido y la ciudad» En: Actas del 3er Encuentro Iberoamericano sobre paisajes sonoros. Instituto Cervantes. Madrid: Centro Virtual Cervantes, 2009 [WWW] disponible en: http://cvc.cervantes.es/artes/paisajes_sonoros
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- Resumen
- La ciudad es un escenario perfecto para incluir las instalaciones sonoras artísticas. No solo cede su espacio sino que además sus dinámicas generan las propias piezas. ¿Qué aportan las instalaciones sonoras al espacio de interacción social y a las dinámicas urbanas?
Entre los años 1958 y 1962, la actividad desarrollada por la Internacional Situacionista (IS) estuvo principalmente centrada en la ciudad. Sus miembros, entre los que destaca Guy Debord, mantuvieron en aquellos años una estrecha relación ideológica con el sociólogo y pensador francés Henri Lefebvre, quien en el año 1947 había publicado Critique de la vie quotidienne (Crítica de la vida cotidiana). El libro, una relectura marxista en la que el sociólogo abogó por una transformación de la ideología y la praxis de la vida, proporcionó a los situacionistas un cuerpo teórico en consonancia con las ideas que ya habían desarrollado con anterioridad en la Internacional Letrista. En los años que perduró su amistad (1958-1962)1 el urbanismo y experimentación urbana fueron temas predominantes en su trabajo. Guy Debord, por su parte, ya había mencionado la ciudad como un marco de su actividad en el texto inaugural de la IS redactado en 1957: «debemos buscar una mayor organización del sentido de la acción en este período de la cultura. Esto es, debemos prever y experimentar con lo que está más allá de la pulverización de las anticuadas artes tradicionales, con un nuevo estado del mundo, cuya sistemática premisa será el urbanismo y la vida diaria de una sociedad emergente».2
Aproximadamente dos décadas después de que la IS y Henri Lefebvre zanjaran su relación, el sociólogo publicó La Production de l’espace (La producción del espacio) (1974) donde abordó detenidamente la explicación del espacio social con relación al contexto urbano. En su exposición formuló una pregunta que resulta muy sugerente no sólo para considerar la actividad de la IS, sino también para abordar la aproximación a la ciudad y la producción artística de las instalaciones sonoras que se emplazarán en las ciudades. «Consideremos el caso de una ciudad —un espacio que está durante un periodo histórico determinado, diseñado, moldeado y condicionado por actividades sociales—. ¿Es esta ciudad una “obra” o un “producto”?» Lefebvre ilustró esta pregunta con la ciudad italiana de Venecia, concluyendo que en su caso, Venecia sería una obra, de igual manera que lo serían un cuadro o una escultura que ocuparan un espacio y un tiempo que les serían propios. A esta ciudad obra contrapuso Lefebvre otra ciudad producto en la que en lugar de limitarse la ciudad a la configuración arquitectónica y funcional, esta se abría al cúmulo de factores e interrelaciones sociales que se establecían entre todos los elementos que la configuraban. Lefebvre les confirió en su teoría urbana una especial importancia para comprender la ciudad desde la simultaneidad de todos ellos.
El espacio social no es una cosa entre otras cosas, un producto entre otros productos: más bien el espacio social considera las cosas producidas como parte de un conjunto más amplio, y abarca sus interrelaciones en su coexistencia y simultaneidad —su orden (relativo) y/o desorden (relativo)—. Es el resultado de una secuencia y de un conjunto de operaciones, y por esto no puede reducirse al rango de un simple objeto. Al mismo tiempo no hay nada en él imaginado, irreal, o «ideal» en comparación por ejemplo con la ciencia, representaciones, ideas o sueños. (…) El espacio social es el que permite que ocurran acciones frescas, mientras sugiere otras y prohíbe otras. Entre estas acciones, algunas sirven a la producción otras al consumo. (…) El espacio social implica una gran diversidad de conocimiento.3
Esta visión ofrecida por Lefebvre nos conduce no sólo a las experimentaciones situacionistas en la ciudad, a las derivas por ellos realizadas o al détournement como forma de apropiación e intervención; esta visión de Lefebvre nos conduce también hasta los Happenings realizados en la ciudad por figuras como Wolf Vostell o Allan Kaprow y más allá de esto nos sitúa en un plano idóneo para analizar uno de los aspectos más relevantes que ponen en funcionamiento las instalaciones sonoras ubicadas en entornos urbanos, esto es: la activación de las dinámicas sociales de la ciudad contemporánea. Muchas de las intervenciones artísticas realizadas con el medio sonoro en el espacio público, podrían inscribirse en lo que el artista polaco Jan Swidzinski denominó un arte contextual, una tendencia de la práctica artística cuya explicación está implícita en el propio término, del que se deduce una emergencia de la obra derivada de las propias circunstancias que la rodean. «El arte contextual», explica Paul Ardenne en el libro homónimo, es «el arte de intervención y comprometido, de carácter activista (…) arte que se apodera del espacio urbano o del paisaje (…) estéticas llamadas participativas o activas en el campo de la economía, los medios de comunicación o del espectáculo». El arte contextual sería el resultado de lo que Lefebvre consideró una ciudad producto de las múltiples relaciones, un arte derivado del espacio social donde la obra se inscribe y participa en las dinámicas urbanas.
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