Información sobre las fechas y solicitud de plazas para el curso en la web de La Casa Encendida.



En septiembre y octubre estaré en La Casa Encendida trabajando en un curso donde pondremos la atención en la escucha como un gesto que nos inclina, desde el fenómeno de lo inmaterial, al espacio negativo, a los espacios «entre», a la incertidumbre y la pérdida de control. Pensaremos la escucha como un fenómeno que desborda nuestros límites visibles y tangibles, una acción desde la que resbalamos, desplazando la centralidad hacia otros espacios, un gesto que despliega sus propias trayectorias y procura encuentros inestables y quizá poco definidos desde los que pensar y actuar. El curso propone activar e idear juntas procesos de escucha desde la performatividad, entendiendo esta como un «desplazarse por», un «inclinarse hacia» lo otro para pensar y practicar la escucha, las escuchas, como espacios de investigación creativa y colectiva.
De unos años a esta parte acostumbramos a leer la materialidad como un concepto vinculado a lo denso y maleable, una materialidad que cambia, se transforma e interactúa con las condiciones que la rodean, como el slime, como la masa de pan que da imagen a este taller; agentes humanos y no humanos en una relación activa. El sonido suele pensarse así desde su inmaterialidad, como un algo sin cuerpo que transita y revela unas condiciones materiales dinámicas y vibrantes en otros cuerpos. Se centra la atención ahí en el encuentro del sonido con esas otras materialidades que toca y atraviesa. En este caso, vamos a pensar el sonido desde el plano de la escucha, es decir no intentaremos dar al sonido esa densidad matérica sino que nos trasladaremos al campo de la escucha, de las escuchas, para explorar su agencia y pensarla como un espacio que aparece dinámico y maleable junto a otras, casi con sus propias trayectorias, inclinaciones o tendencias como se ha dicho en general de lo material.
Recurrimos para ello a la metáfora de la «escucha palpitante» pues dicho de una parte del cuerpo, palpitar supone algo que se mueve o agita interiormente con movimiento trémulo e involuntario. Una escucha palpitante nos permite contemplar una pérdida de control en el gesto de la escucha: la escucha palpita, se mueve, se agita a voluntad propia. Palpitar, además, puede significar algo que se manifiesta vehementemente hacia el exterior «sus palabras palpitan el odio». ¿Qué pasa entonces si pensamos que la escucha tiene ya unas condiciones materiales que la hacen palpitar de un modo concreto hacia afuera? ¿Qué es una escucha que palpita? ¿Cómo entender un cuerpo con ese movimiento trémulo en su interior? ¿Cómo tender hacia el exterior desde esa noción de escucha palpitante? ¿Qué materialidad configura la escucha?
El curso es parte del programa Escuchas situadas diseñado y coordinado por Pablo Sanz en La Casa Encendida (Madrid), que invita a explorar la escucha como acto fundamental en la relación con el mundo. El programa, en su segunda edición, está concebido como un espacio de aprendizaje, investigación y práctica, que entrelaza las artes sonoras, el pensamiento ecológico y los estudios sonoros, con el propósito de ampliar y enriquecer las maneras de prestar atención y habitar.